Mucha gente que practica magia en sus diferentes cultos desea poseer en sus altares un cráneo humano, ya que le dan connotaciones mágicas alejadas de la realidad, y más que atraer efectos benéficos para el propietario del cráneo, generalmente deja pegado el fantasma de la persona a quien le perteneció dentro de su humanidad.
Quiero contarles un caso, de un aspirante a nigromante llamado Antonio, que si bien no poseía un cráneo humano en su altar, su familia heredó por tres generaciones un cráneo humano real. La familia materna de este aspirante sabía que Antonio practicaba magia, por lo que le prohibieron que lo usara o siquiera lo tocara, por miedo.
El origen de como llegó esta osamenta a la vida de Antonio es lo que les voy a contar, y de como se deshicieron de él y su fantasma, llamado Carlos.
Era el año 1960 E.C. en Chile, y Bladimir Quiroz trabajaba haciendo arreglos en una consulta médica de un doctor de quien se pierde todo registro en el tiempo. Bladimir era un hombre trabajador, noble, sin educación pero con un alto sentido de ética y moral natural. Tenía en ese entonces tres hijos; Pedro, Ivan y María, siendo esta última la menor de los tres.
Bladimir entabló una relación de gran amistad con el médico a quien ocasionalmente le hacía trabajos de albañilería, electricidad y pintura, y siendo ya el año 1973 E.C. cuando las cosas empezaron a salir fuera de lo normal.
En Chile, se vivía una gran tensión social debido al desabastecimiento bajo el gobierno de Salvador Allende, y la gente vivía con muchas dolencias, tanto emocionales como físicas y mentales. El hambre y la pobreza era pan de cada día, y el país cada día el halo de la muerte se sentía con mayor fuerza, siendo el día 11 de septiembre de 1973 E.C. cuando se da lugar al golpe de estado contra el entonces presidente Salvador Allende. Se dice que el presidente se suicidó antes de que las fuerzas militares entraran a la casa de gobierno, para así quedar como mártir. Derrocado el gobierno, asume como máxima autoridad el General Augusto Pinochet, quien comienza una cacería contra el comunismo y los partidarios de Allende.
Bladimir, en esos momentos estaba trabajando en la reparación de la pintura de la consulta de aquel doctor, quien hasta ese entonces nunca había manifestado color político.
El doctor llega acelerado, abre la puerta y guarda un par de cosas apresuradamente. Bladimir lo saluda, y le pregunta que es lo que está pasando, a lo cual el doctor dice:
"Nos derrocaron, ahora nos vienen a matar. Debo escapar a la embajada más cercana de este lugar y desaparecer. Bladimir, amigo mio, toma lo que quieras y vete a casa, el ejército viene por mí y si lo encuentra a usted, lo van a matar"
Bladimir, quien no tenía color político, guardó sus herramientas y miró alrededor algo de valor que pudiera llevarse, no encontrando nada... salvo un esqueleto humano completo, que el doctor tenía en su consulta.
Tomó el cráneo de aquel esqueleto, lo envolvió en la polera que usaba para trabajar, y corrió rápidamente a su hogar, donde lo esperaban sus hijos y su esposa.
Todos tenían miedo, nadie sabía que pasaría con el golpe de estado. Bladimir escondió el cráneo bajo unas tablas y no lo sacó hasta un mes después de instaurado el gobierno militar. Cuando lo sacó de la polera, se lo mostró a su esposa, Margarita, quien dio un grito de espanto al principio (ella era muy cristiana y le tenía mucho miedo a los fantasmas y esqueletos), el cual se transformó en rabia e impotencia. Ella le reclamaba de forma furibunda que acaso no había otra cosa de más valor que traerse que una cabeza que ni siquiera servía para la sopa. Con el tiempo ella permitió que el cráneo fuera parte de los adornos del hogar.
Su hija, Maria, quien tenía 12 años en aquel entonces, siempre fue una niña triste, no contaba con el amor de su madre y su padre era sumamente duro con todos, ya que la época era difícil. Ella tenía contacto con duendes quienes jugaban con ella y eventualmente la asustaban fantasmas y esqueletos que tomaban en té en el comedor de su casa. Veía a los juguetes hablar y jugar entre ellos, por lo que el cráneo no le pareció ni perturbador ni algo de espanto, lo encontró tierno. La niña se encariñó con él, llamándolo amorosamente "Tomy". Maria creció y siempre tuvo a su lado a Tomy, quien la acompañó en su matrimonio, nacimiento de sus hijos, separación y casamiento de su hijo mayor. Tomy era el objeto más preciado que tuvo en toda su vida.
Sus hijos, Antonio y Yesenia, crecieron ante la imagen de aquel cráneo, le hablaban y lo pulían de vez en cuando.
En algún momento, luego de la separación de sus padres, Maria conoce a otro hombre con el cual entabla una relación que duró alrededor de cinco años, la cual al terminar, Antonio usa el cráneo para maldecir a la ex pareja de su madre. El tipo, fue apuñalado y estuvo a punto de morir dos veces en el mismo mes.
Antonio, crece, estudia diferentes tipos de magia, hasta encontrar una verdad trascendental que lo lleva a alejarse de las concepciones cristianas y se acerca más a los Dioses nigromantes. A la edad de 26 años, Antonio tiene un sueño con el cráneo, donde ve el lugar que su madre lo guarda, y el cráneo estaba todo blanco, apolillado, y con una expresión triste en sus huesos. Antonio lo toma con sus manos y el cráneo se vuelve polvo, cayendo al suelo y siendo llevado el polvo por el viento.
A la semana siguiente, Antonio le cuenta el sueño a su madre, diciéndole además que el fantasma del cráneo quería descansar.
Maria, le responde" Antonio, yo te iba a decir lo mismo, el cráneo se me aparece en mis sueños y se pone a llorar. Lo voy a tomar para consolarlo y se vuelve polvo. Yo lo iba a tirar a la basura, pero si tu puedes hacer otra cosa, por favor hazlo"
Antonio en ese entonces ya estaba casado, tenía un hijo de dos años y una hermosa mujer que también practicaba magia, pero un tipo de magia diferente a todo lo que el sabía. Él le contó a su esposa Alaia, la situación y los sueños, a lo que ella también afirmó lo siguiente:
"Antonio, se me había olvidado contarte que anda un fantasma en la casa, que juega con nuestro hijo y me pasa las cosas que no alcanzo porque están muy altas. El bebé se alegra al verlo, porque le mueve sus juguetes y sus autos, y realmente no es malo, pero por lo que me dices debemos hacer un ritual funerario para que descanse. Su esencia está en el cráneo, y tal vez sea más viejo de lo que tu madre cree"
Fue así como empezaron a organizar el ritual funerario. Lo primero que necesitaban era el nombre del fantasma que estaba atado a la existencia del cráneo.
Usaron la ouija, siendo CARLOS su nombre. No quiso dar su apellido y tampoco quiso contestar más preguntas. El solo quería descansar y ver a sus hijos.
Le advirtieron que ellos no eran católicos y no tenían ningún tipo de vínculo con creencias cristianas, que si aún así estaba dispuesto a que ellos hicieran el ritual funerario, a lo que el asintió con un SI.
Calcularon la Luna apropiada, y debían esperar una semana para ese momento. Carlos se empezó a manifestar más fuertemente en el hogar, llegando a ser violento en cierto grado con Antonio. Al bebé y a Alaia nunca les hizo daño.
A Antonio, le tiró un auto de juguete del bebé fuertemente en la cara, porque se sintió ofendido. Antonio solo rió sorprendido.
Llegado el día del ritual, Antonio y Alaia colocaron el cráneo en una fuente de vidrio con agua y sal. Le prendieron velas negras y abrieron el ritual de la manera convencional, pidiendo asistencia a sus Dioses respectivos.
Bebieron de la copa negra, que era su caliz, y en el reflejo de este desde la puerta hacia la mesa donde lo estaban velando, se ve la figura de un hombre, de unos veintitrés años aproximado, camisa blanca, ancha, con suspensores y un pantalón gris. Tenía pelo corto y usaba una especie de boina de color gris igual que los pantalones.
Esta imagen se apoyó en los hombros de Antonio y quedó mirando el cráneo de forma meditabunda. Antonio sentía el peso del fantasma sobre sus hombros.
Su hijo jugaba con autos, alegremente, y de pronto le dice a Alaia "Mamá, Carlos está feliz, el me dice que se tiene que ir", obviamente con voz de bebé de dos años.
Luego de realizar el exorcismo de redención, recitado por Alaia, el cráneo se fractura de la nada, creando una fisura desde la frente hasta la nuca.
Antonio le pone un sigilo del sol negro adentro, en la frente, y lo envuelven en tela negra.
Lo llevan al patio, donde proceden a enterrarlo.
Terminado el ritual de manera formal, el hijo les pregunta "¿Mamá, Carlos ya se fue? ¿Donde está Carlos?"
Alaia le explica que Carlos ahora iba a encarnar, que lo habían ayudado y que ahora el iba a poder estar con sus hijos en una próxima encarnación.
El bebé dice "lo voy a extrañar"
Ya no hubo más polstergeist, ni sueños extraños.
El cráneo había vuelto a la tierra, a reciclarse, a volver a nacer.
Antonio es ahora un gran aspirante, dice que no quiere serlo de tiempo completo porque tiene un hijo y una esposa a quienes ama con toda su vida, y que no puede abandonarlos para seguir este sendero.
Como consejo a los magos, les digo que un cráneo de yeso o hecho por ustedes mismos tiene el mismo poder y es más fácil de controlar las energías que almacenen ahí. Un cráneo humano tiende a tener pegado a su propietario fantasma, y no siempre están dispuestos a cooperar con el mago, volviéndose sumamente peligrosos.
Endreskeghoul Kurr